Para nadie es un secreto que la historia la cuentan los vencedores. Es una forma más de oprimir a quienes han perdido en un conflicto armado, eliminar sus logros y conquistas e imponer una visión única de lo que supuestamente se vivió en el campo de batalla y después de este. Un ejemplo claro de la eliminación de la posición y la historia del otro se da en el caso de la post Guerra Civil Española.
Después del fin del conflicto armado, entre nacionalistas y republicanos, España tuvo que sufrir 36 años de dictadura franquista. Los perdedores de la Guerra Civil tuvieron tres caminos: el exilio, en su mayoría hacia Latinoamérica o la antigua Unión Soviética; la permanencia y sometimiento, frente a los vencedores, en el propio territorio español o continuar la lucha fuera de la península con la esperanza de volver y fortalecer los grupos de resistencia armada. Ese tercer camino de los perdedores es el que nos cuenta Paco Roca en su novela gráfica Los surcos del azar (Astiberri Ediciones, 2013).
Paco Roca ya es ampliamente conocido en el mundo del cómic español y cada vez más visto fuera de su país natal, sus obras más significativas: El juego lúgubre (Ediciones La Cúpula, 2001), Arrugas (Astiberri Ediciones, 2008) y El invierno del dibujante (Astiberri Ediciones, 2010) nos han mostrado la gran capacidad que tiene este autor de contar historias, además de dibujarlas con una gran destreza. Pero es quizás en Los surcos del azar, que encontramos la gran obra, hasta el momento, de Paco Roca.
El relato de Los surcos del azar comienza con la derrota. Es el fin de la Guerra Civil Española y miles de republicanos, combatientes, mujeres y niños, se agolpan en el puerto de Alicante. Estamos a finales de marzo de 1939 y los perdedores esperan la llegada de un grupo de barcos franceses e ingleses que los conducirán desde territorio ibérico hacia el exilio. El único navío que logra sortear el bloqueo nacionalista y llegar al puerto es el “Stanbrook”, que se atiborra de republicanos ansiosos por abandonar el país para retomar fuerzas y volver por la revancha. El viaje en el “Stanbrook” es el fin de la guerra civil pero el inicio de los caminos que irán trazándose para un puñado de republicanos que combatirán también en la Segunda Guerra Mundial.
Este libro de Paco Roca está construido en dos tiempos: uno en el pasado, en el que conoceremos el periplo de algunos de los que se embarcaron en el “Stanbrook” y la increíble historia de “La nueve” (la novena compañía de la segunda división blindada de la Francia Libre) y su papel en la liberación de Francia; y uno en el presente, en donde el autor entrevista a Miguel Ruiz, excombatiente republicano y de “La nueve” exiliado en Francia. Ruiz será quien le cuente a Paco Roca buena parte de la historia que lo llevará a él y algunos de sus amigos del puerto de Alicante a las costas de Orán (en el norte de África) para llegar a un campo francés de trabajos forzados, de ahí a enlistarse en la CFA (Cuerpo Franco de África) y tener los primeros enfrentamientos contra el otro fascismo: los nazis. El regreso a Europa, primero a un pequeño pueblo escocés: Pocklington, donde recibirán instrucciones y equipamiento militar para conformar “La nueve” y, finalmente, al continente en el centro de operaciones del frente occidental: Francia.
Toda la travesía desde el puerto de Alicante hasta la liberación de París (en agosto de 1944) estará, como es lógico durante una guerra, llena de sinsabores. Los españoles republicanos son tratados de la peor forma desde que parten del puerto de Alicante, son las sobras de una guerra civil que Europa rápidamente ha sepultado y olvidado bajo los escombros de un conflicto de carácter mundial. Pero esos veteranos combatientes republicanos poco a poco mostrarán su valor en el campo de batalla, se ganarán el aprecio de su comandante directo Raymond Dronne, del general Philippe Leclerc y de su líder máximo francés: el general Charles de Gaulle, a quien escoltarán durante el desfile de la victoria en los Campos Elíseos, ese 26 de agosto de 1944.
En los dos tiempos que se desarrolla la narración Paco Roca ha dispuesto unos recursos gráficos especiales: para el pasado difícil y glorioso que cuenta Miguel Ruiz la historieta está dibujada con mucho esmero y en color; para el presente, en el pueblito francés en donde el autor charla con el viejo Miguel Ruiz, los dibujos son más sueltos, menos perfectos y en tonos de grises, quizás porque así es el mundo que vive ahora Miguel Ruiz, uno opacado por ese pasado de dulces y amargos tan contrastante, de honores y deshonras tan dispar, que el presente se torna frio y aburrido. No es la primera vez que Paco Roca usa el color para distinguir unos momentos de otros, en El invierno del dibujante ya habíamos disfrutado de esta particularidad con el paso de las estaciones del verano hasta aquel invierno de 1958.
Los surcos del azar es una historia acerca de la esperanza, de querer construir una mejor sociedad, de luchar por lo que se siente toda la pasión. Ruiz, Granell, Navarro, Ortega, Granados, Montoya… ya sea en los campos de África, en los de entrenamiento en Escocia, en las afueras de París o en el desfile triunfal en los Capos Elíseos siempre piensan en España, en volver para liberarla de Franco. Ya sabemos que eso no sucederá, pero todo el impulso que los lleva a ayudar en la liberación de Europa del nazismo está fundamentado en el amor por su propia nación. “Primero Europa y luego nos ayudaran a nosotros a liberar a España de Franco”, se dicen constantemente, pero ya sabemos que eso no sucedió…
Esta es entonces una obra que celebra el valor y la persistencia aún en el exilio, sobre todo en esa situación, que hace que las cosas sean doblemente difíciles de lograr. Paco Roca ha hecho visible una parte de ese mundo casi olvidado que los vencedores por poco consiguen borrar del todo. Es una historia sobre los caminos que toman los vencidos, los perdedores. Este es uno de esos caminos que, en este caso particular, resultó en ciertos momentos glorioso. Al final del relato Paco Roca, el autor, se despide del Miguel Ruiz, el veterano republicano, el combatiente de “La nueve”. Roca volverá a España, Ruiz se quedará en Francia con sus recuerdos… Pero a partir de ahora ya no estará solo con esos recuerdos, gracias a Los surcos del azar compartiremos con él su historia de vencido pero con honor.